Thursday, February 28, 2008

El Gorg Blau, curriculum de una musaraña


El Gorg Blau era un barco viejo, de madera, que ya en los setentas no era ni asomo de lo que fué, tenía dos palos, estaba aparejado en "quetch", con mayor y mesana. Iba a vela y a motor, tenía un pequeño timón de rueda a la antigua usanza que se manejaba sentado a horcajadas sobre el tambucho del mismo. El motovelero tenía un casco cuyos tablones rechinaban como si se fuesen a romper cada vez que subía la racha de viento, cuando escoraba todo el barco crujía de proa a popa, era como una enorme orquesta de grillos quejándose. Era muy siniestro. Todos los tablones del barco hacían ruido, era como si el barco se fuese a romper en cualquier momento. Era un barco muy antiguo que en aquella época ya tenía cien años de edad. Todo era viejo en aquel barco, hasta el motor que funcionaba con gasolina era viejo, todo el mundo sabe que la gasolina es terriblemente inflamable, y en un barco de vela de casco y aparejo de madera lo es más aún. Aquel motor hacía un ruido muy particular que lo hacía muy suyo y lo diferenciaba de los demás motores, y hacía unas columnas de humo negro que eran muy molestas cuando el motor arrancaba en frío.

Era un barco que se tripulaba en familia de manera que siempre había algún tripulante de paso y un montón de niños, a parte de los habituales. La gente se apuntaba a un bombardeo, tal vez fiándose del patrón sin pensar los riesgos que conlleva la navegación. Un día dijeron todos "vámonos a Masnou" y salimos de Barcelona, yo con menos de 6 años, la familia y unos amigos. Y al salir de la bocana de Barcelona antes de llegar Masnou, se formó una de las famosas tormentas de Montjuic. La Montaña de Montjuic es experta en acumular borrascas y borrascones. Antiguamente para llegar a la bocana te tirabas una eternidad, por lo que a veces decidías seguir y no volver. Además dice el saber popular que hay que alejarse de Montjuic en caso de tempestad pues en mar abierto el mar es menos bravo, aunque las tripas te digan lo contrario.

Como que habían niños pequeños a bordo a la preocupación habitual se le sumaba el peso de la responsabilidad de los pequeños. De manera que decidimos "meter motor" para llegar antes a puerto, y fue así como forzando la máquina del motor, que se rompió un manguito de la refrigeranción y el motor se calentó. El motor seguía calentándose y calentándose, hasta decir basta, y se quemó. El motor que era de gasolina, y no de gasoil, empezó a sacar un humo negro aterrador, la sentina y la cabina estaban llenas de humo y el motor se estaba quemando. Y fué así como entramos a vela, atravesando el borrascón , por la bocana del puerto de Masnou a bordo de Gorg Blau, aquel velero de madera, aparejado en "quetch" con palo mayor, botalón y Mesana y cuyas tripas de madera crujían mientras en barco daba pantocazos para abrirse paso a través de las olas. Es normal en un barco de madera viejo que de vez en cuando se rompa alguna tabla de madera producto de la tensión de los obenques, la jarcia o el aparejo. El problema es cuando el tablón que se rompe está bajo la linea de flotación. (ver "Shakelton, atrapats en el gel", y como el barco "el endurance" se parte por la presión del hielo. emule.).

Los pequeños se mueven dentro del barco agitados por mar, que a su vez agita el barco como una cocktelera. Navegando con Mar Gruesa:

Una aventura mas vivida en familia , y de como entramos a toda vela pitando en la bocana de Masnou con medio barco ardiendo... cosas de la tierna infancia. Yo era muy pequeño y no me acuerdo bien de todo. Lo que si que recuerdo es como un enano de mi tamaño en aquel tiempo iba a merced de las idas y venidas de las olas de manera que cuando el barco subía la ola, me deslizaba inevitablemente sobre los asientos de madera de la bañera en dirección popa, mientras que cuando el barco bajaba la ola me deslizaba peligrosamente en sentido opuesto, hacia el tambucho de la cabina. Hasta que alguien se dió cuenta que en una de esas iba a salir volando por la borda, de manera que el piloto me agarró por el pantalón entre mis idas y venidas y me quedé junto a él todo el trayecto que quedaba mientras que con la mano izquierda llevaba el timón. Era mi viejo, el capitán Alatriste (por lo Flamenco) que se había hecho con el timón al ver como se levantaba el mar. Auto-bio-grafiquísimo.

Una de tantas. besitos, Juancho

nota. pantocazo= dícese el golpe que reciben las tablas del pantoque del casco, cuando la proa desciende tras emerger de la ola. Es como una especie de barrigazo contra el agua, que tiene un sonido corto y seco. Es propio de la navegación a vela "con escora" y viento fuerte.

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